¿QUIÉN ES EL VILLANO: EL AZÚCAR O LA INDUSTRIA AZUCARERA?
Evidencias recientes vinculan al alto consumo de carbohidratos y en especial al del azúcar con el infarto. Esto lo sabía la industria azucarera hace décadas, pero ocultó y manipuló la información al respecto.
En el 2016 la Dra. Cristin Kearns de la Universidad de California, realizando investigaciones para su tesis doctoral consiguió autorización para revisar de primera mano algunos archivos científicos de la industria azucarera de hace 30 a 50 años.
Lo que encontró le heló la sangre, en medio de un mar de documentos habían algunos que mostraban con claridad que la industria de los alimentos ante la creciente evidencia del daño del azúcar sobre la salud, en la década de los 50 y 60, pagó a dos investigadores prestigiosos para que revisaran las investigaciones realizadas destacando las debilidades de los estudios que inculpaban al azúcar y mostrando las fortalezas de las investigaciones que condenaban a las grasas sin mostrar sus puntos flacos.
A partir de allí se formó una matriz de opinión que inculpa a las grasas y exonera al azúcar.
Por este trabajo cada investigador recibió el equivalente de 50 mil dólares y luego uno de ellos pasó a ser asesor de dicha industria.
Luego de una revisión minuciosa del caso la Dra. Kearns publicó su investigación en la revista médica JAMA Internal Medicine. El 12 septiembre de 2016.
PERO ESTO NO ES TODO…
En la búsqueda ya mencionada también halló otros documentos que, de un modo u otro, inculpan a la industria del azúcar de manipular la información científica.
La más importante fue publicada por la Dra. Kearns y su grupo de la Universidad de California en San Francisco en la revista PLOS Biology el 21 de noviembre de 2017.
Aquí en una investigación financiada por la industria del azúcar se consiguieron evidencias de que este puede llevar al infarto cardíaco y al cáncer de vejiga, al conocer esto la gente de dicha industria paralizó la investigación y sepultó los resultados. Esto sucedió en 1971.
Como ven la industria del azúcar manipuló y ocultó información importante para defender sus intereses aun a costa de la salud de la gente. Esto no es nuevo, hay evidencias de que al menos también ocurrió con la industria del tabaco y de la las hojuelas de maíz.
MÁS ACERCA DEL AZÚCAR
Se sabe con certeza que el consumo de azúcar incrementa la inflamación en general (Kaspar Berneis. American Journal of Clinical Nutrition, junio del 2011).
La nueva visión del metabolismo del cáncer nos muestra que las células malignas son más hábiles que las normales para usar el azúcar, por lo que cuando se tiene esta enfermedad y se consume dicha sustancia alimentamos principalmente al cáncer.
Otras evidencias lo vinculan al engorde, la diabetes, la falta de energía, el Alzheimer, la hipertensión y acortamiento de la vida.
Hay un grupo notable de personas que están abandonando totalmente el uso del azúcar y similares, reportan más energía, menos infecciones, mejor concentración y memoria que cuando consumían azúcar.
ACLAREMOS:
- No necesitamos al azúcar industrializado para nada desde el punto de vista de la salud. Si aparece la “necesidad” de su consumo, seguramente es producto de la adicción al mismo que se produce en un buen número de sus consumidores.
- El caso de las frutas es otra cosa, desde el punto de vista de su impacto en el organismo, resultan claramente beneficiosas. Hoy día disponemos de amplias evidencias de que protegen del Alzheimer, cáncer, diabetes, hipertensión y la obesidad entre otros beneficios. Por lo tanto, si deseas comer algo dulce es mucho mejor ingerir frutas y no productos endulzados.
- Si realizamos entrenamiento físico intensivo el azúcar tampoco es un buen aliado, es mejor consumir adecuadamente semillas oleaginosas y otros alimentos de alta biocompatibilidad, si vas a consumir cereales que sean integrales y en cantidades moderadas, es decir poco y no bastante.
- No es que las grasas no tengan nada que ver con el infarto y otros problemas de salud, sino que hay grasas buenas para la salud, como por ejemplo, es bueno el aceite de oliva y grasas malas como las trans y las saturadas; sin embargo, hasta donde sabemos su contribución al problema es menor que la que tiene el azúcar y los carbohidratos refinados.